Según él, el debate que se lleva a cabo por estos días por la patente del medicamento contra la leucemia imatinib, que en Colombia lo vende Novartis bajo el nombre de Gleevec o Glivec, serviría de ejemplo para países más desarrollados que se tienen que someter a los altos precios de las medicinas impuestos por las multinacionales.
“Esta es una prueba para Colombia. Si no se aferran a su postura, básicamente se pondrán un letrero encima que diga ‘patéame’”, dijo Love a The Wall Street Journal, que consideró la decisión de Colombia de ignorar la patente como una amenaza para la compañía suiza.
Colombia está a pocos días de sentenciar una histórica decisión de pasarse por alto la patente del medicamento mencionado y abrir la puerta a fabricantes genéricos, todo depende de si Novartis no acepta un recorte en los precios y los hace más asequibles a los pacientes colombianos.
Para WSJ, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, ha manejado el tema como una posición internacional al obrar de esta compañía y su argumento principal es que la excepción de una patente está por encima de un asunto que es de interés público.
“Colombia es un caso paradigmático de un país de ingreso medio, con un sistema de salud en expansión y con expectativas crecientes de sus clases medias, que no puede pagar los altos precios de los nuevos medicamentos”, argumenta Gaviria, citado por ese mismo medio estadounidense.
La ‘pelea’ es de largo aliento si se tiene en cuenta que se trata del medicamento más vendido de Novartis. El año pasado, agrega WSJ, a la multinacional suiza le entraron 4.700 millones de dólares solo por la venta de Gleevec; la gran amenaza es que sus ventas cayeron cuando ingresó al mercado colombiano una versión genérica lanzada en Estados Unidos en febrero pasado.
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