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Editor     May 5, 2024 - 9:03 am

Después de un concierto como el que Caifanes dio en la capital, es usual que se haga el recuento de las canciones que se tocaron, que se reseñe la reacción del público o hacer énfasis en una que otra curiosidad durante el espectáculo.

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Sin embargo, lo hecho por Saúl Hernández, vocalista de la banda, trasciende lo artístico. El cantante aprovechó la tarima del Movistar Arena para lanzar varios mensajes de unión, de respeto por la vida y de clamor por la justicia.

 

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En sus primeras palabras al público, Hernández reconoció la fidelidad de los seguidores colombianos y la destacó como un pilar fundamental para que el grupo se mantenga.

Saúl Hernández, vocalista de Caifanes, en su concierto en Bogotá / Pulzo - Felipe Barrera.
Saúl Hernández, vocalista de Caifanes, en su concierto en Bogotá / Pulzo - Felipe Barrera.

 

“Es increíble ver cómo gracias a ustedes este viejo sueño sigue siendo fresco”, dijo conmovido al ver el Movistar Arena lleno.

Después, Hernández le dio paso al último sencillo de la banda: ‘Inés’, y lo introdujo de manera bastante emotiva. Famoso por hablar de temas de coyuntura frente a su público, el cantante se refirió a la problemática de los jóvenes que atentan contra su vida, y puso de relieve que el mundo plástico de la actualidad hace que se pierdan las relaciones humanas.

Después, declamó un poema en honor a Inés, protagonista de la más reciente canción de la banda:

“Confundida, aturdida, camina entre las calles. Su presente está colapsado y su futuro, derrotado.
Su pasado, un invisible recuerdo perdido en su corazón.
La soledad acompaña a Inés en el curso desesperado de encontrar un camino.
Un vacío generacional y la ausencia en ellas y ellos de ser escuchados, apoyados, comprendidos, amados.
Ha pegado duro en su búsqueda por encontrarse y ser alguien algún día en la vida.
La música es su refugio, su único espacio de convivencia, de comprensión, de existencia… de sueños, de risas, de lágrimas.
Desgraciadamente, los narcóticos han sido la falsa curación, el abismo y una caída lenta, donde no hay nada ni nadie que te reciba cuando llegas a lo más profundo de tu inconsciencia.
Inés vive cuando baila, cuando canta, cuando grita, cuando llora, cuando la abrazan, cuando la aman.
Se siente querida, protegida.
Pero cuando termina ese ritual, Inés se siente sola —y amanece— regresa Inés a este triste y desolado inframundo.

Mientras declamaba hubo lágrimas en decenas de asistentes. Algunos gritaron lanzando los nombres al viento de quienes, quizás, pudieron ser su Inés, y el Movistar Arena se sintió sobrecogido.

Saúl Hernández, vocalista de Caifanes, y Rodrigo Baills, Guitarra de la banda / Pulzo - Felipe Barrera
Saúl Hernández, vocalista de Caifanes, y Rodrigo Baills, Guitarra de la banda / Pulzo - Felipe Barrera

 

Después de varias canciones, en las que el ‘Viento’ sopló fuerte para traer las ‘Nubes’. En las que los asistentes dejaron el ‘Miedo’ atrás y las canciones de Caifanes se metieron ‘Debajo de tu piel’ para recordarle a Bogotá que está ‘Detrás de los cerros’, Diego Herrera salió con su saxofón y les dio un regalo a los asistentes.

Pidió ayuda para entonar el himno nacional, mientras acompañaba con la melodía de los vientos. Después lanzó el grito de hermandad entre México y Colombia. 

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Luego de un ‘encore’ bastante largo, la banda salió a escena de nuevo. Es verdad que Alfonso André, baterista de la banda, le había dicho a Pulzo que traían sorpresas, pero nadie tenía en mente lo que estaba a punto de suceder.

Alfonso André, baterista de Caifanes, en Bogotá / Pulzo - Felipe Barrera.
Alfonso André, baterista de Caifanes, en Bogotá / Pulzo - Felipe Barrera.

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Es sabido por los fans de la banda que cuando suena ‘Antes de que nos olviden’ se rinde un tributo a las luchas y a los líderes sociales de Latinoamérica, pero lo de este viernes estuvo demasiado marcado por la emotividad.

Saúl sacó de nuevo el trozo de papel en donde tenía listas unas palabras en honor a Natalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, los ecologistas que fueron asesinados en su luna de miel en diciembre de 2019. 

Natalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, a quienes rindieron homenaje en concierto de Caifanes. / Pulzo - Felipe Barrera.
Natalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, a quienes rindieron homenaje en concierto de Caifanes. / Pulzo - Felipe Barrera.

 

Hernández recordó cómo Natalia Jiménez era fan de la banda y asistía a sus presentaciones en Bogotá. La ensalzó como una defensora de la cultura y de la biodiversidad de Colombia y lamentó su asesinato durante su luna de miel.

Acá, las palabras de Saúl:

Señaló cómo “los científicos y activistas locales que han dedicado sus vidas a la conservación de la naturaleza y la defensa de los pueblos siguen siendo presa de los violentos casos como el de Natalia”, al tiempo que recriminó los miles de asesinatos que han quedado en la impunidad.

Ahí sonó la legendaria canción y la madre de Natalia Jiménez subió al escenario. Lágrimas corrieron por el Movistar Arena… de los amigos de la activista, de su madre, de los asistentes que solo hasta esa noche supieron de su asesinato.  

Y luego, después de una canción que no se entonó, sino que se lloró, la madre de Jiménez tomó el micrófono y agradeció a la banda, pero pidió que se honre a su hija, antes de que la olviden.

“Gracias a todos ustedes por ese homenaje a mi hija, por su sacrificio y por su vida. Que se haga justicia. No se ha hecho. Necesito justicia, verdad y reparación”, dijo antes de salir de la tarima.

Saúl Hernández, junto a mamá de Natalia Jiménez, activista asesinada en 2019 / Pulzo - Felipe Barrera.
Saúl Hernández, junto a mamá de Natalia Jiménez, activista asesinada en 2019 / Pulzo - Felipe Barrera.

 

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