La caleña tuvo su primera exposición en los medios cuando participó en ‘Protagonistas de Nuestra Tele’ y desde entonces se le abrieron las puertas de una nueva vida que le trajo muchas enseñanzas.
En entrevista con el programa ‘Se dice de mí’, la actriz hizo un repaso por esos duros momentos a los que ha tenido que sobrevivir y también le han ayudado a madurar.
Para comenzar, contó que su verdadero nombre es Madeleine Johanna, con el que nunca estuvo de acuerdo, por lo que decidió usar Valentina.
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En los primeros años de su vida artística, la caleña fue víctima de acoso sexual cuando trabajó como presentadora, una situación bastante incómoda para ella, que no sabía como manejar, por lo que finalmente tuvo que pedir ayuda.
Su caída en los excesos
La decepción amorosa por una relación en la que su autoestima era muy baja la llevó a llenar esos vacíos con la rumba, medio en el que conoció las drogas.
Y por otro lado, una de las pérdidas más grandes que ha tenido esta caleña fue la de su hermano, quien fue asesinado después de haber decidido que quería ser oficial de policía.
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Cocaína era lo que me mantenía, según yo, muy lúcida, muy alegre, podía hablar con los demás, interactuar”, confesó la actriz.
Es parte del medio, aquí el que no mete pepa, mete cocaína; lo más suavecito es marihuana”, reveló.
Durante una buena época, Valentina se la pasaba de rumba, pues según ella, ese era el camino para ser feliz.
El camino de los excesos es el camino a la iluminación”, le decía a las amigas que trataban de detenerla.
Esos excesos terminaron cuando tocó fondo durante una fiesta del medio artístico en el que su comportamiento no fue el mejor y entendió que se estaba matando.
Después, su nueva obsesión fue el ejercicio y la alimentación, a tal extremo que se convirtió en su única forma de vida, un camino del que también tuvo que aprender para encontrar el equilibrio.
Hoy su vida se centra en su hijo, Salvador, fruto de su relación con Ricardo Leyva, de quien decidió separarse hace algún tiempo.
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