Río 2016 será el mayor evento deportivo en la historia de la región, pero los inconvenientes que lo preceden están ante los ojos del mundo.

1. Brasil

Los brasileños son los mayores detractores del evento como consecuencia de la crisis política y económica que vive la nación, por lo que seguramente los Juegos serán vitrina de protestas sociales, como sucedió en el Mundial 2014, y más recientemente en la Euro de Francia.

AFP / Thomas Samson
AFP / Thomas Samson

El momento histórico del país es el peor marco posible para las justas, y el Comité Organizador tiene el reto de convertir una razón de molestia en una causa de orgullo y una fuente de alegría para los brasileños.

2. Miedo

Este martes, un grupo llamado ‘Ansar al-Khlifah Brazil’ manifestó su adhesión al grupo Estado Islámico y dijo que sus integrantes están “dispuestos a sacrificarse para convertirse en mártires” durante los Juegos, según confirmó la ONG Site Intelligence Group (especialista en el monitoreo de actividades terroristas en internet), citada por O Globo.

El ministro de Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, aseguró este martes a Folha de São Paulo que el riesgo de un atentado es bajo, pero “existe en el mundo entero y Brasil no es la excepción”, por lo que están tomando todas las medidas.

3. Crimen

Más que el terrorismo internacional, al ministro de Moraes le preocupa el crimen local, un flagelo de vieja data, de presencia confirmada y que tendrá en las delegaciones internacionales un magnífico blanco para ‘hacer su agosto’.

Sin embargo, la ciudad tendrá cinco veces más policías y presencia de fuerzas militares “con armamento pesado” durante los Juegos, por lo que el ministro considera que “lo importante es el después”.

4. Zika

Con más de 26.000 casos en la ciudad, la enfermedad ya ha espantado a algunas de las estrellas del deporte como los golfistas Jason Day y Rory McIlroy (número 1 y 4 del mundo respectivamente), o el tenista Milos Raonic (reciente subcampeón de Wimbledon), y supone un riesgo difícil de calcular para los cariocas y el medio millón de visitantes que esperan el próximo mes.

Incluso hace algunas semanas un estudio de la Universidad de Harvard sugirió postergar los Juegos, considerando que podrían desatar una propagación mundial de la enfermedad.

5. Expectativa

Los Juegos Olímpicos de verano marcaron puntos muy altos durante la última época. Las huellas de la ceremonia inaugural de Beijing 2008 permanecen indelebles en la mente de los espectadores y Londres 2012 revivió una revolución industrial que aún despierta emociones, así que el carnaval de Río tiene una vara muy alta por superar.

6. Dopaje

El escándalo por el dopaje de atletas rusos, lamentablemente, podría desviar toda la atención de los juegos y despertar una tensión política, evocando los tristes momentos olímpicos de la Guerra Fría.

La posible ausencia de los atletas rusos en Río —decisión que excede los poderes del Comité Organizador y atañe únicamente al Comité Olímpico Internacional— dejaría un vacío muy difícil de llenar en los escenarios deportivos de la ciudad y en la memoria selectiva del planeta.

Por: Diego González Orjuela – Periodista Pulzo.com

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