“Se quería terminar de una vez por todas”, declaró Johannes Hagn al sitio del diario popular, explicando que esta decisión fue adoptada por unanimidad de los dieciséis consejeros municipales.

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Tegernsee, de 4.000 habitantes, cuyo lago está en medio de las montañas y sedujo desde muy temprano a los dirigentes nazis que lo convirtieron en un sitio de esparcimiento, ya había quitado en 1947 el nombre a su “calle Adolf Hitler”, para ponerle “calle principal”.

Pero nadie había pensado en retirar al fundador del III Reich su calidad de “ciudadano de honor” otorgado en 1933, año de su llegada legal al poder. Tampoco se le había retirado a Paul von Hindenburg, que nombró canciller a Hitler.

Según Johannes Hagn, la alcaldía pensaba que esta distinción no había podido sobrevivir a la muerte del interesado.

Pero recientemente, gracias a las inquietudes de un periodista que se interesaba en la vieja “calle Adolf Hitler”, el alcalde descubrió que otras ciudades honraron a personalidades muertas, como la estrella de cine Marlene Dietrich en Berlín.

“Habría sido molesto y poco apropiado que restara la más mínima posibilidad, a causa de la incertidumbre jurídica, de que Hitler y Hindenburg siguieran siendo ciudadanos de honor”, añadió el edil conservador, que considera el caso “solucionado”.

AFP