La decisión de Waldir Maranhao, cuyas consecuencias jurídicas todavía no están claras, fue adoptada en momentos en que el Senado se apresta para una votación que puede separar a Rousseff del poder durante al menos seis meses y se apoya en supuestas irregularidades observadas en el trámite seguido en la Cámara baja.
Maranhao, quien asumió la presidencia de la Cámara de Diputados la semana pasada, en lugar de Eduardo Cunha, quien fue suspendido del cargo por la Corte Suprema, aceptó una demanda presentada por la Abogacía General del Estado.
Ese organismo, que defiende a Rousseff en el proceso, denunció “vicios que declaran nula de pleno derecho” la sesión del pasado 17 de abril en la que 367 de los 513 diputados aceptaron las denuncias contra la mandataria y dieron lugar al trámite.
Maranhao, en una nota divulgada hoy, explicó que uno de esos vicios consistió en que los partidos políticos representados en la Cámara de Diputados orientaron el voto de sus diputados, lo que no podría haber ocurrido en una decisión de esa naturaleza.
“No podrían los partidos políticos orientar una cuestión para que sus parlamentarios votaran de un modo u otro, toda vez que debían hacerlo de acuerdo a sus convicciones personales y libremente”, explicó Maranhao.
El Gobierno y la propia Abogacía General del Estado han alegado que el proceso para la posible destitución deRousseff comenzó por una supuesta “venganza” de Cunha, un declarado adversario de la mandataria implicado en las corruptelas en la estatal Petrobras.
Por su supuesta responsabilidad en ese escándalo, la Corte Suprema suspendió la semana pasada el mandato de Cunha y su lugar fue asumido por Maranhao.
La decisión del presidente interino de la Cámara baja, la primera que adopta desde que reemplazó a Cunha el pasado viernes, ha dejado en el limbo la votación que debe celebrar el Senado esta semana para decidir si se abre un juicio con miras a la destitución de Rousseff.
Si el pleno del Senado, por mayoría simple entre sus 81 miembros, se inclinara por la apertura del proceso, Rousseff sería separada del cargo durante los 180 días que pudiera durar el juicio y durante ese período sería reemplazada por el vicepresidente Michel Temer.
El vicepresidente, también enemistado con Rousseff, completaría el mandato que vence el 1 de enero de 2019 en caso de que el Senado destituyera a la mandataria, lo cual dependerá de las consecuencias que pueda tener la decisión anunciada hoy por Maranhao.
EFE
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