El discurso pronunciado por el presidente el martes, en el que contestó, visiblemente molesto, a las acusaciones de Trump de ser débil en su enfrentamiento contra el terrorismo y de no etiquetar al grupo Estado Islámico como ‘islam radical’, no solo fue la condena más enérgica a las palabras del candidato, sino que también es considerado por el New York Times como el “regaño más poderoso” que se ha dado a las “incoherencias” de Trump.
Pero desde el mismo partido republicano también se escucharon voces de desaprobación por sus palabras.
“No creo que una prohibición a [la entrada de] musulmanes esté entre los intereses de nuestro país. No creo que refleje nuestros principios no solo como partido, sino también como país”,
dijo el presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU., Paul Ryan, este martes, según el Washington Post.
Otra voz de desaprobación dentro del partido vino del senador Bob Corker, quien en otras ocasiones ha alabado a Trump por sacudir la política, pero que en esta ocasión se mostró descontento por lo ocurrido.
“Tradicionalmente, es un momento en que la gente se concentra alrededor del país y obviamente eso no es lo que ha ocurrido y es bastante decepcionante”,
dijo.
Por su parte, la candidata presidencial Hillary Clinton acusó a Trump de insinuar que Obama simpatizaba con los terroristas.
“Solo piénsenlo un segundo. Incluso en época electoral, esto va más allá de lo que puede decir alguien que aspira a ser presidente de Estados Unidos. Lo que dice Donald Trump es vergonzoso. Es irrespetuoso con las personas que murieron y las que fueron heridas, y con sus familias”,
dijo Clinton en un mitin en Pittsburgh..
Horas después de que Obama pronunciara su discurso, el mismo Trump se refirió a él y dijo que el presidente estaba más molesto con él, que con el asesino de Orlando, informa el portal The Blaze.
“Nadie al final de ese discurso entendió algo más aparte de ‘vaya, sí, que odia a Donald Trump'”, dijo el candidato.
Sin embargo, el discurso del presidente, aparte de mostrar un lado poco “calmado” de Obama, como suele ser normalmente, ha calado por demostrar que la retórica de Trump es tremendamente irresponsable para un candidato a la presidencia de los EE. UU., analiza en otro artículo el Washington Post.
“Ser presidente no es nada como postularse para presidente. Y ahora que Trump es una de las dos personas que podría de hecho llegar a ser presidente en 2017, sus palabras tienen mucho más significado e impacto”, dice el Times.
Decir que “no hay magia en esas palabras”, en referencia al término ‘islam radical’ como señaló Obama, significa que usarlas no va a acabar con los terroristas y además “juega con el deseo de grupos como el Estado Islámico y al-Qaeda de hacer la guerra entre EE. UU. y el islam o entre el islam y occidente”, dice el Times.
Para Obama, decir que todos los musulmanes son terroristas, es caer en el juego de los terroristas y hacerles propaganda. “Si caemos en la trampa de pintar a todos los musulmanes con una gran brocha y decimos que estamos en guerra con una religión entera, entonces les estamos haciendo el trabajo a los terroristas”.
Muchos detractores de Obama le han criticado que no cuando se refirió a la masacre en la discoteca de Orlando utilizó las expresiones “ideología extrema” y “perversiones del islam” para referirse a Omar Mateen, quien perpetro el ataque, informa The Atlantic.
Por su parte, muchos republicanos le recriminan a Obama que cómo va a vencer a un enemigo al cual ni siquiera es capaz de nombrar.
Otra sutileza en el lenguaje de Obama es que jamás se refiere a Donald Trump con nombre propio, así le esté dando palo, pues habla del magnate como “el nominado republicano”.