“Este intento de golpe ha sido desbaratado”, declaró a los periodistas en Estambul el general Ümit Dündar, jefe interino del ejército turco. Confirmó además la muerte “como mártires” de 90 personas -41 policías, dos soldados y 47 civiles- en los enfrentamientos de los insurrectos contra el ejército y contra decenas de miles de personas que se echaron a la calle.
Pese a este anuncio, Erdogan exhortó a los turcos a “seguir siendo dueños de la calle (…) porque siempre es posible un nuevo estallido” en este país, miembro clave de la OTAN.
En espacio de unas horas se vivieron las escenas más violentas en décadas en Turquía, con linchamientos de soldados golpistas a manos de la población y civiles muertos en el suelo, cubiertos por la bandera nacional.
El primer ministro Binali Yildirim aseguró que todo está “ampliamente bajo control”, pero el presidente fue menos tajante:
En Turquía hay un gobierno y un presidente elegidos por el pueblo” y “si Dios lo quiere, superaremos la prueba”.
Erdogan fue acogido en el aeropuerto de Estambul, procedente de Marmaris, donde se encontraba de vacaciones, por una muchedumbre de simpatizantes. Se mostró desafiante, predijo el fracaso de la insurrección y aseguró que asumirá el cargo “hasta el final”.
“Aquellos que salieron con tanques serán capturados porque estos tanques no les pertenecen”, añadió Erdogan, flanqueado por seguidores que respondieron masivamente a su llamamiento a echarse a la calle en Ankara, Estambul o Esmirna para luchar contra el golpe.
Las autoridades cumplieron la amenaza y al menos 1.500 miembros de las fuerzas armadas fueron detenidos.
Bombardeos
El primer ministro había ordenado al ejército derribar los aviones y helicópteros en manos de los militares golpistas, según un responsable turco.
También designó a un jefe interino de las fuerzas armadas en sustitución del general Hulusi Akar, capturado por los golpistas y liberado horas después por las fuerzas de seguridad.
Un avión lanzó el sábado una bomba cerca del palacio presidencial en Ankara y cazas F-16 bombardearon tanques de los rebeldes en sus inmediaciones. En la ciudad murieron al menos 17 policías, anunció la agencia Anadolu.
En Estambul, unos soldados abrieron fuego contra la muchedumbre, causando decenas de heridos, constató un fotógrafo de la AFP.
Varios cazas derribaron un helicóptero de los golpistas, según la televisión turca.
Poco después, unos 60 soldados rebeldes que habían ocupado uno de los puentes sobre el Bósforo se rindieron a las fuerzas de seguridad en Estanbul, ante las cámaras de televisión.
Al alba se seguían oyendo tiroteos en distintos barrios de Ankara y Estambul tras una noche de explosiones causadas, según la prensa, por bombardeos aéreos.
Erdogan calificó el golpe de “traición” de soldados vinculados con su enemigo jurado Fethullah Gülen, un imán exiliado desde hace años en Estados Unidos.
Niego categóricamente estas acusaciones”, respondió él.
Golpe para restaurar el orden
Los hechos se fueron encadenando desde poco antes de la medianoche (4 pm en Colombia), cuando la cadena de televisión pública difundió un comunicado de “las fuerzas armadas turcas” que decretaba la ley marcial y un toque de queda en todo el país.
Los golpistas anunciaban una “toma de poder total en el país” con el objetivo de “garantizar y restaurar el orden constitucional, la democracia, los derechos humanos y las libertades y que prevalezca la ley suprema”.
El primer ministro les advirtió que pagarían un “alto precio” por esta acción “idiota” y “abocada al fracaso”.
Los puentes sobre el Bósforo que unen la orilla asiática y europea de Estambul estuvieron cerrados en ambas direcciones.
Las fuerzas de seguridad se desplegaron masivamente en las calles céntricas de Estambul, sobre todo en la plaza Taksim.
Muchos habitantes cedían al pánico yendo a los comercios a comprar agua y a los cajeros automáticos a sacar dinero para evitar quedarse sin liquidez.
La situación en Turquía causó preocupación entre la comunidad internacional.
El presidente estadounidense Barack Obama llamó a apoyar al gobierno turco “electo democráticamente” y a actuar con moderación para “evitar la violencia y el derramamiento de sangre”.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, también pidió “moderación” y “respeto de las instituciones democráticas”.
AFP