Todo va normal, otro día más en la oficina; no obstante, cuando este arriesgado hombre trata de alimentar a varias de las culebras guardadas en diferentes cajones, algunos de los ofidios hacen caso omiso de la presa que les ofrece y se lanzan contra el experto.
Eso sí, el enfrentamiento es una por una, pero causa admiración la forma en que el alimentador maneja los embates y las rabietas de sus mortíferos huéspedes.