Un australiano había comprado un detector de oro pero nunca pensó que fuera tan efectivo a la hora de buscar el metal precioso, reporta ABC.net. Claro está que el detector costó 10.000 dólares.
Ahora, el hombre que lo halló dice que compartirá el dinero de la venta del pedazo de oro puro con sus compañeros de búsqueda, y con su parte se comprará una minivan para irse de excursión por toda Australia, informa Gizmodo.
Lo interesante del caso es que el día anterior había encontrado una pepita mucho más pequeña en el mismo sitio pero con otro detector, menos potente y preciso, dijo 9 News.
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Este hallazgo recuerda el que se conoció hace días de una perla gigante en Filipinas, solo que la perla, de 34 kilos, cuesta 100 millones de dólares.
La pepa de oro no ha sido la más grande, pues en 1869 se halló un trozo de 72 kilos de peso, también en Australia, informa Discovery Channel.
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