Fue hace 6 años que Senji, quien es casado y tiene 2 hijos, decidió comprar la muñeca para combatir la soledad que sentía debido a que pasaba mucho tiempo trabajando lejos de su hogar.
Aunque inicialmente solo la usaba para propósitos sexuales e imaginaba que era su primera novia, poco a poco comenzó a desarrollar sentimientos más profundos hacia Saori y decidió tener una ‘relación’ con ella, según explica el Daily Mail.
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“Ella nunca me traiciona, no busca el dinero. Estoy cansado de los humanos racionales modernos. No tienen corazón”, dice el sexagenario, quien comparte la cama con Saori, la baña y le escoge atuendos cada mañana.
Las muñecas se venden con el nombre de ‘esposas holandesas’, un término japonés que se refiere a las muñecas sexuales, y pueden llegar a costar unos 5.000 dólares.
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