Esta peligrosa combinación, que ya es considerada como un problema de salud pública en el Reino Unido y Estados Unidos, consiste en ingerir el fármaco GHB (droga antidepresiva y sicoactiva) y tener relaciones sexuales (típicamente, entre hombres).
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Lo que sucede con bastante frecuencia es que si a la mezcla se le incorpora licor, los resultados pueden ser letales, como le sucedió al colombiano Miguel Jiménez, relata The Washington Post.
Una noche, Jiménez y su novio, Henry Hendron, un prestigioso abogado londinense, llevaron al perro al veterinario y luego cenaron con vino.
Sin embargo, esa misma noche el joven colombiano le dijo a su pareja que deseaba tener una experiencia más exótica mediante el consumo de la droga GHB, que su compañero declinó consumir porque tenía que trabajar al día siguiente.
Ya bajo la influencia de la droga, Jiménez tuvo relaciones sexuales con su novio y se fueron a dormir, pero al día siguiente Hendron vio a su amante tumbado en el piso, con sangre en la boca y sin signos vitales.
El ‘chemsex’, como lo definen (mezcla de los términos en inglés ‘chemical’ y ‘sex’, e incluso una cierta cacofonía con ‘same sex’) es “típicamente practicado por hombres que tienen sexo con otros hombres mientras están intoxicados, ‘trabados’ con cocteles químicos o mefedrona, GHB, metanfetamina u otras sustancias que alteran el cerebro”, narra el medio.
Si bien el GHB es una sustancia controlada, no es difícil conseguirla en ciudades como Londres y Nueva York. Eso sí, según el ‘Post’, el uso de esas drogas es parte de la ‘moda’ del ‘chemsex’.
Ese medio cita un artículo editorial de la revista médica BMJ en el cual advierte que esta práctica se debe tomar como un asunto de salud pública por los riesgos para la salud que reviste, e incluso destaca su naturaleza letal cuando se mezcla con bebidas alcohólicas.
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