Sucedió en Norfolk, Inglaterra, gracias a los colegas de Barnard que ayudaron a organizar una ‘ceremonia de matrimonio’ para que él pudiera cumplir a su pequeña la promesa de darle un día “boda de sus sueños”, luego del triste diagnóstico que le dieron el 16 de marzo, informa el Daily Mail.
Nunca imaginé que sería así. Nuestros corazones están rotos para siempre, pero quería mantener mi promesa a mi princesa. No era cómo lo imaginaba, pero ella tuvo su matrimonio”,
dijo Barnard de 31 años.
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Hacía tan solo seis semanas que la familia había descubierto que la pequeña Poppy-Mai no estaba bien de salud. Su madre la llevó al médico porque había dejado de comer y beber y tenía el estómago distendido.
Al principio creyeron que los síntomas se debían a que le estaban saliendo los dientes a la niña y le recetaron laxantes. Días después los síntomas empeoraron y los médicos descubrieron que la bebé tenía un agresivo cáncer en sus riñones y se había extendido a sus pulmones.
A pesar de que la trataron con quimioterapia, el cáncer se extendió a su cerebro y al ser inoperable los médicos dijeron que sin tratamiento la pequeña viviría solo dos días, pero que si decidían continuar la quimioterapia sería muy doloroso y no viviría más de unas semanas.
Los padres decidieron llevarla a casa y disfrutar sus últimos días junto a Poppy-Mai, que fue llevada por un pasillo por su madre vestida con un vestido de bautizo de su prima.
“Se veía muy linda, pero nadie pudo decir los votos que se habían escrito porque todo el mundo estaba llorando”, dijo su madre, Sammi, según el Daily Star.
La familia espera que la historia de la pequeña cree consciencia sobre los tumores cerebrales en los niños. “Quiero que la gente recuerde a Poppy-Mai, recuerde los síntomas y sepa que mi hija habría ayudado a salvar otras vidas”, añadió la madre.