Luego de que sus hijos hubieran abandonado el hogar, Yuriko Nishi, de 63 años, decidió junto a su marido que era hora de “evolucionar la familia”, por lo que optaron por el ‘sotsukon’, la práctica que literalmente significa “graduarse del matrimonio”, según informa CNN.
Nishi quería seguir continuar su carrera como asesora de imagen en Tokyo, pero su marido, Yoshihide Ito, quería regresar a su hogar en la prefectura Mie y dedicarse a cultivar arroz. Él se fue a realizar su sueño, pero va a visitar a su esposa, quien asegura que la distancia los ayuda a extrañarse y que planean citas para aprovechar el tiempo que pasan juntos.
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El término fue acuñado el 2004 por la autora Yumiko Sugiyama, en su libro ‘Sotsukon no susume’ ‘Recomendando la graduación del matrimonio’, en el que imaginaba la posibilidad de que cada persona pudiera obtener más libertad en su matrimonio sin tener que divorciarse.
La práctica se ha vuelto popular en ese país, donde las mujeres tienen la expectativa de vida más alta del mundo: 86,8 años en promedio, lo que según la autora significa que el periodo de vida más largo en la existencia de una mujer es cuando los hijos se van de la casa y ellas quedan sin nada más que hacer que cuidar de sus maridos. “Se dieron cuenta de que deberían perseguir sus propios pasatiempos y su felicidad”, añade.
De acuerdo con el portal Asia One, entre los beneficios del ‘sotsukon’ se encuentra el que la pareja pueda seguir manteniendo su condición social de casados y que puedan volver a ver las cualidades del otro, según la consejera matrimonial Atsuko Okano.
Sin embargo, para evitar que la práctica se convierta en una relación sin amor que obliga a las personas a soportar una situación que no quieren, es importante que ambos expresen agradecimiento frente al otro por el hecho de permitirse vivir separados.
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