Los diputados brasileños decidirán este domingo si la presidenta de izquierda Dilma Rousseff debe encarar un juicio de destitución o si está habilitada para seguir gobernando, en un país políticamente desgarrado y en plena recesión.
La sesión de la Cámara se iniciará a las 14H00 locales (17H00 GMT) y una hora después cada uno de los 513 diputados será llamado a comunicar su voto por un micrófono y a justificar en 10 segundos su decisión. Se calcula que los resultados se conocerán a eso de las 21H00 locales (00h00 GMT).
Si 342 legisladores (dos tercios) votan por el impeachment, y el Senado ratifica en las próximas semanas esa decisión, Rousseff, de 68 años, será sometida a un juicio político que implica su separación transitoria del cargo.
Según una infografía publicada por el diario brasilero O Globo, 350 parlamentarios votarían a favor, 131 en contra y 32 más están indecisos o no responden.
De aprobarse, a Rousseff la sustituiría su vicepresidente Michel Temer, quien podría gobernar hasta el fin del mandato en 2018, si los propios senadores declaran a Rousseff culpable en un plazo de 180 días.
La batalla del impeachment, motivado por supuesta manipulación de las cuentas públicas, tendrá otro epicentro en las calles de las principales ciudades del país, con manifestaciones masivas de ambos bandos.
Las fuerzas de seguridad movilizaron a miles de efectivos en una jornada que podría mostrar la puerta de salida al “lulismo”, del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), figura emblemática del hoy maltrecho ciclo de gobiernos de izquierda en la región.
Rousseff niega los cargos que se le imputan y los atribuye a una conspiración liderada por Temer y el jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, sobre quien pesan acusaciones de corrupción.
“Se desató una batalla entre un gobierno incompetente, sustentado por un partido [el PT] que traicionó sus ideales, y una oposición hipócrita, liderada por un legislador acusado de delinquir, llamado Eduardo Cunha”, dijo a la AFP Sylvio Costa, director de la consultora Congresso em Foco.
La crisis política brasileña es observada con preocupación por el resto del mundo, a menos de cuatro meses de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio.