Stwalley le dijo a una de las mujeres que podría ganarse 450 dólares por hora en una grabación que podría tomar 6 a 8 horas; a otra, que podría ganar entre 2.000 y 3.000 dólares por escena, dice el portal ‘The Stranger’, que opera en el área de Seattle, en Washington, Estados Unidos, y que hizo la investigación completa.
Estas propuestas (y en general los contactos) siempre fueron hechas vía mensajes de texto, nunca hubo posibilidad de interactuar con ella a través de una cámara web, teléfono celular y menos personalmente, lo que hace pensar que, en realidad, quien estaba detrás era un hombre.
Stwalley bromeaba diciendo que adoraba los penes y el dinero, y que por eso había entrado al negocio del porno”,
dice el portal, recogiendo los testimonios de las mujeres.
Cuando ya se había ganado la confianza de las mujeres y las había convencido, Stewalley no daba la cara, sino que les proponía realizar una audición con un ex que era fotógrafo, llamado Matt, advirtiéndoles que eventualmente tendrían que tener sexo con él, un requisito de las compañías de producción.
Así le ocurrió a Liz Shearer, quien entró en contacto por Facebook con Stwalley en el 2015, cuando tenía 20 años.
Soy realmente sexo-positiva, y siempre he sido sexo positiva, y siempre he estado realmente cómoda con mi cuerpo expresando mi sexualidad”, dijo
al portal ‘The Stranger’.
Por esa razón, Liz no tuvo problema en reunirse con el fotógrafo y, como se había anticipado, tuvo sexo con él al menos en 2 oportunidades.
Cuando se enteró del engaño dijo que si lo hubiera sabido no lo habría hecho.
En el 2013, Deja Stwalley (la de perfil falso en Facebook) también se hizo amiga de Allysia Bishop, entonces de 19 años, y también terminó en el apartamento de Matt.
En este caso hubo un ingrediente adicional: Matt le empezó a dar tragos de Vodka, mientras le tomaba fotos.
(En algún momento) Él dijo algo como ‘bien, tenemos que tener sexo, porque si no, entonces cómo voy a saber que en realidad puedes hacerlo en la industria’”,
dijo Bishop al portal ‘The Stranger’, aclarando que tomó tanto que estuvo a punto de desmayarse y que no habría tenido sexo si hubiera sabido que en realidad no era para una audición.
Mientras tanto, la supuesta mujer del perfil de Facebook que la convenció, Deja Stwalley, siguió en contacto con Bishop que la gente de la industria estaba viendo su portafolio. Incluso le sugirió un nuevo encuentro con Matt, que ella no aceptó.
6 mujeres entraron en contacto una vez después de que el relato de una, donde contaba la historia, se hizo viral. De las 6, 3 habían caído en la trampa, y dedujeron que la cuenta de Deja Stwalley era falsa.
Lo que sí era real era Matt, el fotógrafo que, en el colmo de la ironía, resultó un periodista colaborador (‘freelance’) en temas de tecnología del portal ‘The Stranger’, que hizo toda esta investigación. Su nombre real: Matt Hickey.
Siguiendo los correos electrónicos, se logró establecer que el de la mujer del perfil del Facebook y los de Matt habían salido del mismo computador.
Matt, por consejo de su abogado, decidió “comer callado”, y no decir nada.
Las mujeres han acudido a la policía para denunciar el abuso sexual, pero como hubo consentimiento de por medio (así haya sido a punta de engaños) no les han prestado mucha atención. De hecho, según la legislación del Estado, no se puede hablar de asalto sexual.
Lo más llamativo de toda esta historia es que lo que hizo Matt es una categoría completa de sitios porno. Solo basta buscar ‘fake agent’ o ‘fake casting’ en cualquiera de ellos y aparecen cientos de videos. El discurso que se echa quien hace el casting es exactamente el rollo que le les echaron a las víctimas de esta historia.
Nota: en una primera versión de este artículo se usó una fotografía de Cristian Cipriani, reconocido empresario colombiano de cine adulto. Cipriani, que desarrolla en Colombia sus actividades de manera completamente legal, no tiene ninguna relación con la historia que aquí se narra. Ante esta ligereza, Pulzo presenta disculpas públicas a Cipriani.
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