Y las especulaciones resultan naturales porque Morales, una reconocida comunicadora, no cuenta tampoco en su columna de El Espectador quién abusó de ella. Por el contrario, afirma: “Hoy, con 44 años, reviso el momento que tengo grabado como una foto y no me arrepiento de haber guardado silencio”.
En su entrevista con la emisora, Morales dice que duró “muchos” años con su secreto y se cuida de decir qué edad tenía cuando ocurrió, porque “seguramente van a poner la calculadora y adivinar dónde estaba trabajando en ese momento, y no me parece que sea correcto”.
Preguntada sobre por qué está tan interesada en que no se sepa quién la violó, respondió: “Porque ustedes lo oyen y lo ven todos los días, y porque me parece que exponerme en este punto de la vida con un nombre, cuando ya en la historia que ha pasado no tengo ninguna prueba distinta a mi palabra, me parece que es un desgaste y, además, peligroso”.
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Ve “completamente imposible” que si hubo otra mujer víctima del hombre que la violó a ella, lo denuncie. Es más, hizo la siguiente comparación: “Harvey Weinstein [el productor de Hollywood acusado de varias agresiones a actrices] es un pobre imbécil al lado del personaje [que la violó]”.
De hecho, pese a esforzarse por preservar la identidad de su agresor, lo describe de una manera aterradora: “Me da temor denunciarlo, porque creo que esa persona es capaz de muchas cosas, porque la vida que esa persona ha tenido ha demostrado que nada de lo que ocurra a su alrededor le puede hacer daño. Tiene todo el poder para poderse salir con la suya, y yo sí creo que puede hacer mucho daño”.
Ante semejante perspectiva, se pone ella y su familia: “Yo soy mamá, yo tengo una niña de 8 años, y no creo que una cosa que pasó hace tantos años valga la pena en este momento convertirla en algo que pueda ponerme [en riesgo] a mí y a las personas que yo amo”.
El estado de terror que le produce su agresor lo complementó Morales en otra entrevista que concedió a Caracol Radio: “Mi agresor, el abusador, sabe que me tiene neutralizada por el miedo […]. Esa persona sabe que me tiene presa del miedo. Por eso hablo yo también de la cobardía. Esa persona sabe que yo no voy a hablar. Yo no voy a decir su nombre. Yo no voy a dar más pistas”.
Y añadió que escribir la columna en El Espectador “no fue un ejercicio de catarsis”. “Dentro de la cobardía que también ha caracterizado parte del manejo de este episodio hay una emoción negativa de odio sobre la que nunca pude trascender contra esa persona. Eso está ahí, eso está latente”.
Pero su silencio, por el que debe haber el máximo respeto, también provocó un interrogante en el panel de Blu Radio. La periodista Luz María Sierra le planteó a Morales que dejar abierto el abanico, pone en tela de juicio a varias personas que han sido sus jefes, y de alguna manera los vuelve víctimas.
Al respecto, Néstor Morales agregó que eso mete en un abanico de candidatos a unas personas que deben estar escandalizadas en este momento sintiendo que pueden señalarlas. Más adelante dijo que, de hecho, la parte incómoda de esta historia es que “inmediatamente se crea una mancha sobre todas las personas que han sido jefes de Claudia”.
Claudia Morales debió no entender la pregunta porque respondió que en el momento no le interesa que puede estar pensando la persona que la violó y habló sobre redes sociales. En todo caso, en el panel de Blu Radio la mayoría de periodistas no creen que se trate de alguien en los medios de comunicación, sino de un verdadero poderoso.