Siria e Irak sufren los efectos de la guerra contra el Estado Islámico.
La escala de los desplazamientos forzados superó cualquier récord en 2015, cuando los que abandonaron sus hogares forzados por los conflictos y la persecución llegaron a 65,3 millones de personas, de los cuales la mitad fueron niños.
Esa cifra representa un 10 por ciento adicional a los 59,5 millones reportados un año antes.
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Contrariamente a la percepción general en los países industrializados, alimentada por la crisis de refugiados en Europa, el 90 por ciento de los desplazados se encuentran en países pobres o de renta media, agrega Acnur.
Los cinco países que más refugiados han recibido son Turquía (2,5 millones), Pakistán (1,6 millones), Líbano (1,1 millones), Irán (949.400), Etiopía (736.100) y Jordania (664,100).
Por nivel de desarrollo, el informe precisa que para finales de 2015 las regiones en desarrollo acogían a cerca de 14 millones de refugiados, los que compara con los 2,2 millones que han sido recibidos en países de zonas desarrolladas.
Con una situación que se degrada año a año en cuanto a desplazamientos forzados, el aumento registrado el año pasado superó las peores proyecciones, ya que si hace apenas diez años se hablaba de seis desplazados cada minuto, ahora se trata de 24.
En la categoría de desplazados forzosos se incluyen a los refugiados (con el estatus oficial o solicitantes de asilo) en países diferentes al suyo y a los desplazados internos, que suponen los dos tercios del total.
Los primeros representan 24,5 millones de personas, incluyendo a los 3,2 millones que esperan una respuesta a su demanda de asilo; mientras que 40,8 millones han sido obligados a desplazarse dentro de los confines de sus propios países.
“Los desplazados internos constituyen el grupo al que es más difícil ayudar, tener acceso y brindar protección”, dijo en la presentación del informe el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi.
“No sólo la tendencia es mala numéricamente, sino que los peligros a los que están expuestos son mayores que en el pasado en muchos lugares, incluyendo Europa”, analizó.
Grandi lamentó que ante esta tragedia humana lo que se observe sea “el aumento de la xenofobia, que se ha convertido en una característica del entorno en el que trabajamos”.
“Pero esto no nos desalienta porque nunca antes hubo tanta necesidad de defender la causa de los desplazados forzosos”, agregó.
La problemática del desplazamiento interno ha sido grave por décadas, pero se ha disparado en los últimos cinco años por los conflictos de larga duración sin solución, por guerras más recientes y porque cada vez las soluciones para los desplazadas son más escasas.
En cuanto a refugiados, el principal país de origen es Siria, con 4,9 millones de personas, seguido de Afganistán, con 2,7 millones, y Somalia, con 1,1 millones.
Dirigiéndose sobre todo a los países ricos, Grandi dijo que el mensaje principal que debe retenerse es que “si no resuelven los problemas (allí donde ocurren), los problemas irán a ellos”.
Hablando de la llegada de refugiados de los mayores conflictos de Oriente Medio a Europa, el alto comisionado anticipó que el flujo de personas que cruzan el Mediterráneo en busca de asilo continuará y advirtió que la Unión Europea “no tiene un plan B para afrontar esta situación en el largo plazo”.
Grandi aclaró que su organismo no se opone a los controles, sino todo lo contrario: “necesitamos establecer controles, saber quienes son los que piden asilo, pero esto no hay que hacerlo dentro de las fronteras (de la UE), sino fuera porque si no significaría retornar a una situación pre-Schengen”.
Con EFE.
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