Pero la magnitud del fenómeno de prostitución infantil en el sector es denunciado en una crónica que publica este domingo El Tiempo.
Después de las 9 de la noche, jóvenes, niñas y adolescentes llegan allí transportadas en Transmilenio o taxi. Los jueves pueden llegar unas 60; los viernes, 120.
La prostitución que ejercen está estrechamente asociada con el consumo de drogas. Y contra lo que se pudiera pensar, los clientes no son principalmente los indigentes que habitan el sector.
“Llega mucha gente, hombres bien vestidos. Aquí fue donde conocí el amigo que tengo, un ingeniero que paga el trago. En ‘la L’ nadie molesta y se puede amanecer sin problemas”, dijo a El Tiempo ‘Tatiana’ (nombre ficticio), una menor que aseguró tener 16, pero cuyo aspecto es de una niña menor.
El lugar al que acuden se llama ‘La L’, donde hay al menos 6 bares, al que acuden los clientes que vienen de otros lugares de la ciudad.
“La primera vez que entré a la ‘olla’ lo hice con unos compañeros del colegio. Salimos de clase y nos vinimos para acá. Me conseguí una camisa grande para que no se me viera el uniforme. Ese viernes salí a las 2 de la mañana. Le dije a mi mamá que nos habíamos quedado donde una amiga”, dijo a El Tiempo otra menor, de solo 15 años, quien agregó que los clientes las llevan a moteles fuera del sector, aunque allí también se ofrecen habitaciones para ratos, pero las principales usuarias de estos son ‘chirretes’, aquellas que ya han tocado fondo.
Como dato macabro: se dice que varias de las víctimas del asesino serial conocido como el ‘Monstruo de Monserrate’, Fredy Armando Valencia, contactó a varias de sus víctimas aquí.
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