A quien se atreva a mencionar alguna de esas situaciones de su pasado o que insinúe algo turbio en el origen de la millonaria fortuna de sus hijos Tomás y Jerónimo, entre muchas otras cosas, se expone a ser “criminalizado” por el doctor Uribe, afirmó Coronell en Semana.
Esta vez, el periodista sale en defensa del columnista de El Espectador, Yohir Akerman, quien fue señalado de ser “guerrillero del ELN” por el hecho de hablar sobre un reporte del Pentágono que vincula a Uribe Vélez a una lista de aliados y amigos de narcotraficantes en los años 90, afirma.
En Colombia, está prohibido decir, entre muchas cosas, que el padre de Álvaro Uribe era parte del círculo íntimo del clan Ochoa. Que don Alberto Uribe Sierra actuó como rejoneador para la fundación Medellín sin Tugurios de Pablo Escobar y que existen fotos suyas en esa faena”, comenta.
Tampoco se puede hablar sobre su hermano Santiago Uribe y sus lazos con el grupo de ‘Los 12 Apóstoles’ o sobre la foto del mismo con el extraditado Fabio Ochoa tomada en 1985 y mucho menos sobre sus hijos.
Tampoco es de recibo hacer evidente que la reelección del doctor Uribe fue fruto de un cohecho. Los fallos judiciales que comprueban la compra del voto parlamentario que permitió la reelección no son válidos solo porque él no está conforme con ellos”, indica.
Nada de eso está permitido, porque “a punta de insultos el doctor Uribe nos tiene prohibido hacer notar” situaciones relevantes y documentadas sobre un pasado oscuro que incluye, además, presuntas reuniones con jefes paramilitares y responsables de masacres denunciadas por testigos de excepción como el paramilitar Francisco Villalba, quien fue asesinado después de asegurar que hubo una reunión previa a la matanza del Aro en la que estuvieron “Álvaro Uribe y Santiago Uribe, el señor Mancuso, Cobra, Noventa, Carlos Castaño, mi persona, Junior y los 22 hombres que yo tenía bajo mi mando”, recuerda Coronell.