Un informe del periódico argentino ‘El Clarín’ del 2014 dice que Escobar logró lo que sus rivales del Cartel de Cali querían para su equipo del alma: América de Cali.
Dirigido por Francisco Maturana, con René Higuita, Andrés Escobar y El Palomo Usuriaga, entre sus figuras, se armó para ser campeón. Y jugaba como tal frecuentemente. Sin embargo, sostienen -rivales, periodistas, allegados- que también contaron con cierta complicidad arbitral, cuanto menos ocasionalmente. Al año siguiente, también por la Libertadores, el árbitro uruguayo Daniel Cardellino presentó un informe ante la Confederación Sudamericana en el que confesó recibir amenazas de muerte y una oferta de dinero (20.000 dólares) para favorecer a Atlético Nacional ante Vasco da Gama. El partido en Medellín lo ganó 2-0 el local y fue anulado. Se volvió a disputar en Santiago de Chile y el equipo colombiano, que jugaba muy bien más allá del contexto, volvió a imponerse, pero 1-0, y pasó a las semifinales”,
recuerda Clarín.
Como una prueba de que la influencia del Cartel de Medellín y Escobar existieron, ‘El Clarín’ recuerda que a raíz del episodio, los equipos colombianos no pudieron disputar competencias internacionales como locales hasta 1992.
El periódico El Tiempo, por su parte, reseñó en 1996 las declaraciones de uno de los jueces de línea del partido por la Copa Libertadores de 1989 entre Atlético Nacional y Danubio Azul a la revista El Gráfico, en las que decía que “un día antes del partido unos tipos entraron al hotel, nos tiraron la puerta abajo y empezaron a revolear ametralladoras. Nos ofrecieron plata y nos amenazaron de muerte a nosotros y a nuestras familias. Nos dijeron que sí o sí Nacional tenía que ganar, que la orden ya estaba dada; que si queríamos agarrar la plata, la plata estaba, pero, que si Nacional no ganaba, nosotros éramos boleta (hombres muertos)”.
Bava dijo que, por fortuna, Nacional ganó por suerte (6-0) y que no tomaron ni un peso.
En mayo de 2014, Bava ratificó sus denuncias en ESPN.
Una columna de Ezequiel Fernández Moores publicada por la página web canchallena.com, página de deportes del periódico La Nación, de Buenos Aires, y reproducida por El Tiempo, también deja sombra de dudas sobre la campaña del equipo verdolaga ese año.
Antes de Escobar, Nacional había ganado apenas cuatro títulos en cuatro décadas y acumulaba cinco eliminaciones en primera rueda de Copa Libertadores. Con Escobar, en cambio, Nacional se convierte en el primer equipo colombiano campeón de la Libertadores, roza la cumbre mundial y pasa a ser uno de los equipos más poderosos de Colombia y de Sudamérica. Es cierto, tenía -y tiene- grandes jugadores y gran juego. Pero tenía también el poder de Escobar”,
dice Fernández Moores.
Luego agrega:
Nacional inicia la exitosa Copa Libertadores de 1989 ante Millonarios. Clásicos calientes y arbitrajes polémicos. En primera fase, empata 1-1 en Bogotá y pierde 2-0 en Medellín. En octavos, Nacional elimina a Racing (2-0 y 1-2) y Millonarios a Bolívar por penales, con el árbitro peruano José Ramírez cobrándole un adelantamiento decisivo al arquero boliviano, no así a Sergio Goycochea, que ataja para el ganador. El choque colombiano se repite en cuartos. Gana esta vez Nacional. Valioso empate 1-1 en Bogotá con arbitraje escandaloso del chileno Hernán Silva y 1-0 en Medellín. “Esa noche -cuenta un jugador de Millonarios a un colega colombiano- en los palcos había armas, había armas por todos lados. No sé cómo no hubo una tragedia”.
Sobre el partido de Nacional con Millonarios, el jugador de esa época Mario Vanemerak, en declaraciones a Fox Sports, también deja manto de duda.
En este mensaje del jefe de sicarios de Pablo Escobar, John Jairo Velásquez Vásquez, a los hinchas de Nacional.
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