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Escrito por:  Sebastian Alfonso
Redactor     Abr 26, 2024 - 9:26 am

El pasado jueves 18 de abril se registró un asesinato en la Clínica Medellín, en El PobladoUn paciente atacó con un arma de fuego a Juan Guillermo Aristizábal, un reconocido urólogo que atendía a una persona en uno de los consultorios del noveno piso.

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Luego del homicidio, el atacante —identificado como Jhon Ferney Cano González— habría provocado el incendio del consultorio al sentirse atrapado. La Policía asegura que llegó al lugar e intentó persuadirlo para que se entregara. Sin embargo, después de escuchar un par de disparos, se encontró su cuerpo en el baño.

Este 26 de abril, una semana después de crimen, salió a la luz que el hombre escribió ‘Memorias de un loco sensible’, un texto de más de 360 páginas donde detalla el problema médico que tenía, el cual, según él, desencadenó una cirugía que le hizo el doctor, informó El Colombiano.

La portada del libro es una foto de un miembro con elementos quirúrgicos en una circuncisión. Allí cuenta que acudió al doctor Aristizábal por un dolor en la punta del pene y falta de deseo sexual. El profesional lo diagnosticó con un hongo, varicocele y una hernia. 

“Para agosto de 2020, conocería a quien considero mi mayor enemigo, un infame del cual me arrepiento amargamente haber conocido, un tipo que traería desgracia a mi vida y llamado Juan Guillermo Aristizábal Vásquez. ¿Cómo pude haber caído en sus asquerosas garras?, maldito hijo de pu… Mentiroso y traidor. ¿Cómo pude haber confiado en semejante basura?”, dice en la página 204.

Circuncisión habría motivado asesinato de Juan Guillermo Aristizábal

Según relata el confeso asesino, Aristizábal le dijo que la solución era practicarle una circuncisión. Asegura en el texto que confió en el diagnóstico y que el 21 de octubre de 2021 se sometió a la cirugía, luego de pagar $ 2’300.000. Pero su dolor no desapareció.

“Simplemente pensaba que me iba aliviar, algo que no resultó, porque ese diagnóstico estaba equivocado (…) Lo que sucedió fue que pude ver el futuro, y no estoy exagerando, mi intuición me dijo al instante que aquello no me aliviaría. El maldito dolor, que llevaba prácticamente 5 años conmigo, seguía justo ahí. ¿Me pregunté por qué hubo que hacer tanto daño?, ¿por qué hubo que hacer semejante atrocidad?, ¿por qué me quitaron el frenillo y no me avisaron?, ¿por qué fijaron el tejido restante tan arriba, inmediatamente después de la cabeza del pene, si yo lo hubiera preferido un poco más retirado de la cabeza del pene?, ¿por qué no se me consultó absolutamente nada referente a este procedimiento de lo que iban a quitar o más o menos cómo debería quedar?”, narra.

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Según Cano, su miembro quedó desfigurado, con una cicatriz y que le salía materia. “Empecé a odiar a ese urólogo, porque para mí había sido una falta muy grave el que no hubiera realizado ningún examen y mucho menos que él no me hubiera informado con detalles sobre la situación”, cuenta.

De acuerdo con el señalado homicida, por los problemas que le ocasionó la cirugía empezó a asistir a citas de psiquiatría, pues su salud mental también se vio afectada. Además, relató que Aristizábal una vez le dijo que “no le importaba” lo que pasara con él y que esa cirugía se había hecho por sospecha”.

“Aquello avivó mi odio hacia él, quien nunca mencionó algo relacionado con sospecha de nada. Fui engañado, ahora espero que mi venganza sea dulce. Mi objetivo ahora es darle muerte a ese infame urólogo. El me engañó, ahora deberá pagar. Es un vil tramposo aprovechado. Alguien tiene que frenarlo y estoy dispuesto a pagar el precio que sea necesario, incluso si tengo que pagar con mi vida”, aseveró Cano en su libro, citado por el medio antioqueño.

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