El tema central de la entrevista era el concepto que emitió la oficina jurídica de esa Secretaría a propósito del caso del asesinato de Rosa Elvira Cely, según el cual la mujer fue la única responsable de lo que le había pasado.
Al presentar a Uribe, Cortés dijo: “Ustedes han visto todo el revuelo que se ha armado en torno al caso de Rosa Elvira Cely, a raíz de un concepto que la oficina jurídica de la alcaldía emitió, y que fue interpretado por las mujeres como una ofensa contra esta mujer que se convirtió en símbolo de las víctimas del abuso contra ellas”.
Ese es uno de los “detalles barbáricos” que, a juicio de la columnista de El Espectador Catalina Uribe, salieron a flote en la entrevista.
Además de calificar de “torpeza retórica” la intervención de Cortés, la columnista se pregunta “si acaso el concepto [de la oficina jurídica] no le pareció ofensivo a él [a Cortés] y a todos los demás hombres del set y del resto del país. Pese a la presión de el “en vivo”, no es claro cómo se le ocurrió semejante formulación”.
También descalifica el hecho de que Cortés trate de “doctor” a Uribe (“tan doctor como Peñalosa”), y le tacha al noticiero que hubiera puesto en el ‘banner’ de la imagen (texto que aparece en la parte inferior de las pantallas) una frase de Uribe en la que sostiene que el caso de Cely “desafortunadamente estaba teniendo el mismo tratamiento que cualquier otro”.
“Lo aterrador de la frase, para que quede claro, es que no sólo son los ‘casos de alto impacto’ los que deben salvarse de la torpeza de la Secretaría y sus funcionarios”, dice la columnista.
Pero hay un detalle más en esto de los ‘banners’ (no considerado en la columna de Uribe). Llama la atención que, mucho antes de que el Secretario de Gobierno anunciara que todos los casos de violencia contra la mujer serán elevados a una instancia distrital, apareciera esa información en el ‘banner’, de donde surge el interrogante de si la producción y el interrogador ya conocían el contenido de las declaraciones del funcionario.
Para la columnista, Cortés y Uribe simbolizan a los políticos y periodistas tradicionales: “pues nuestros líderes, como cualquier burócrata, no quieren pasar a la historia, sino aferrarse a sus puestos. Y nuestros periodistas, aunque serios y valientes, siguen sin hacer el menor esfuerzo de cuidar lo que dicen”.
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