El aumento de los pasajeros que pasan por el aeropuerto José María Córdova, de Rionegro (Antioquia), ha hecho que crezca la disputa entre los llamados taxis Raya Azul, los amarillos y los conductores de aplicaciones; todos buscan la carrera a como de lugar: hacen colectivos, rebajan la tarifa y hasta hacen esperas en restaurantes.

La situación llegó a su colmo el pasado martes cuando los conductores de los Raya Azul bloquearon el túnel del aeropuerto, bajando incluso a quienes se montaban en vehículos particulares, asegurando que los conductores de plataformas les están quitando la comida de la boca.

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Y es que según el Ministerio de Transporte, los únicos autorizados para recoger y dejar pasajeros en el terminal aéreo como transporte público son los Raya Azul. Los taxis solo pueden llevar a los pasajeros, devolviéndose vacíos, mientras que los de plataforma no podrían hacerlo, aunque estos trabajan haciendo uso de su condición legal de vehículo particular.

Por el terminal aéreo, que presta servicio a Medellín, transitan 45.000 personas. De toda esta población, se estima que el 40%, es decir, unas 18.000 personas son usuarias del servicio público, según la concesión Airplan, operadora del aeropuerto.

Esta población es la que se ha vuelto el eje de esta guerra del centavo, quienes si bien hacen uso de su derecho de movilizarse en el medio que consideran más conveniente, los transportadores exigen el derecho al trabajo según la ley.

“Somos los autorizados”

Los conductores de los Raya Azul tratan de hacer sentir que legalmente son los que tienen el permiso para operar, incluso contando con un carril exclusivo, señalizado y con despachadores suministrados por el aeropuerto.

Pero lo que los llevó a parar el martes es que con el aumento de los conductores de las plataforma, sus ganancias cada vez son menores, haciendo inviable su operación.

Así lo manifestó Alex Velásquez, uno de los líderes de este tipo de transporte, quien manifestó: “Es que es muy complejo trabajar porque los particulares se tomaron el acceso al aeropuerto. Nos hemos encontrado que son más de 20 carros que se toman desde la salida internacional hasta la puerta 3 y a nosotros ya ni nos dejan trabajar, pese a que somos los únicos autorizados”.

La puja también es económica, puesto que tanto ellos como los conductores de plataforma manejan sus tarifas, siendo unas más económicas que las otras. Según Velásquez, el transporte que él presta tiene un costo de $24.000 para el servicio colectivo, mientras que si es individual cuesta $98.000.

César Cano, conductor de aplicación, manifestó que mediante Uber y otras el costo puede estar entre $80.000 y $90.000, dependiendo de la hora, situación que ha llevado a los del transporte público oficial del aeropuerto a tener que rebajar sus precios.

“Entre las empresas hemos llegado a acuerdos de hacer promociones. Por ejemplo, si se toma el vehículo colectivo desde San Diego, tiene un costo de $22.000, mientras que si se usa el servicio individual, se cobra $90.000”.

Los taxis también entran en esta puja de usuarios, puesto que, aunque legalmente no pueden hacerlo, tratan de llevar y recoger pasajeros del terminal aéreo para no bajar vacíos y no perder plata.

Jhon Fredy Escudero, líder gremial de taxistas, comentó que “continuamos subiendo al aeropuerto José María Córdova y bajando vacíos, dando pérdidas en combustibles, tenemos que pagar dos peajes, lo que termina generando una competencia desleal, en desigualdad de condiciones”.

Esta disputa por los usuarios ha llegado a varios ataques. Además de las modalidades ya mencionadas, según los conductores de aplicación, los formales están usando algunas estrategias para que los particulares y los taxis sean sancionados por los agentes del tránsito de Rionegro.

“La gente de los Raya Azul tienen gente que está mirando si una persona pide un servicio de Uber, espiándoles el celular, para luego informarles a los del tránsito. Incluso reportan que los vehículos con determinadas placas va a recoger a una persona mediante las plataformas. Hacen lo mismo con los taxis que recogen pasajeros allá”, dijo Cano.

Esta disputa por el pasajero se ha vuelto un dolor de cabeza tanto para la Secretaría de Movilidad de Rionegro como para el operador Airplan, quienes han trabajado en varias estrategias, al menos con los transportes avalados por el Ministerio de Transporte, para solucionar esta disputa.

El subsecretario de Movilidad de Rionegro, Duberney Pérez, expresó que “vamos a tener presencia continua de agentes de tránsito, pero también pedimos que los raya azul trabajen ordenadamente y se respeten los turnos establecimos. Vamos a evaluar la situación cada 15 días”.

El director de operaciones de Airplan, Javier Benítez, señaló que si bien el tema de los controles es responsablidad de la Alcaldía de Rionegro, desde la concesión han hecho trabajos con los conductores de las cuatro empresas avaladas para adecuarles un espacio especial para ellos, por el cual no se les cobra un peso.

Pero si bien en el aeropuerto se les dan todas las condiciones, Benítez señaló que este es un problema que en mayor o menor medida se presenta en todos los aeropuertos del país, pero es una situación que obliga a los conductores formales a mejorar el servicio que prestan.

“La única solución, además de lo que ya tenemos, es competir con calidad del servicio. Si lo logramos, el usuario va a optar por el servicio oficial”, concluyó Benítez.