Hace una semana 5 y 8 de junio, se celebraron el día Mundial del medio ambiente y día de los Océanos, respectivamente, pero al igual que otras fechas decretadas o conmemorativas pasan desapercibidas, quizá por no tener relevancia económica ligada al consumismo que nos devora, ignorando por completo la importancia que tiene el medio ambiente en el presente e incierto futuro.
La falta de conciencia por el medio ambiente es monumental y proporcional a la irresponsabilidad e incoherencia humana, pocos hacen algo por mitigar el grave e irreversible daño que se hace constantemente al planeta, las acciones para remediar o empeorar dicho daño comienzan desde el mismo hogar, dando pésimo manejo a residuos líquidos o sólidos, abusando en el consumo de agua, electricidad y lo mas importante no educando a las futuras generaciones para ser amigos y no enemigos del medio ambiente, basta con ver canales de aguas residuales, ríos , parques y zonas verdes invadidos por desechos sólidos, que inevitablemente afectan el medio ambiente y pasan factura cuando se taponan desagües , ocasionando inundaciones , fomentando reproducción de vectores que transmiten peligrosos virus y otras enfermedades , es allí cuando el cinismo y la incoherencia relucen con aireadas reclamaciones de los afectados, que resultan ser victimas de su propio descuido.
Para nadie es un secreto que materiales como el plástico que generalmente se usa unos minutos, tarda hasta mas de cien años en biodegradarse: bolsas plásticas, botellas PET, productos desechables y pitillos.
Lamentablemente, Colombia cuenta con gran atraso en lo que respecta al correcto manejo de desechos sólidos y no menos grave es la falta de cultura ambiental y ni hablar de la ausencia de verdaderas normas , políticas, protocolos, leyes y gestiones que propendan por la conservación del medio ambiente y no una eventual y creciente afectación como viene ocurriendo hasta el momento.
Mientras se trata de copiar modelos sociales, culturales, comerciales de otros países, se subestima políticas ambientales como el excelente modelo Holandés, país que no tiene esas peligrosas y contaminantes bombas de tiempo llamadas rellenos sanitarios, que tanta problemática ocasionan en las principales ciudades de Colombia, en contraste con las 35 mil toneladas de basura y desechos que produce Colombia diariamente ,que son recolectadas y llevadas por las empresas de servicios públicos (sin contar con la cantidad de basura que no se recolecta) Según Juan Gutiérrez de la empresa Ekored.
Hay tibias campañas y tímidos proyectos de ley para regular el uso de bolsas plásticas, nuestros legisladores se encuentran discutiendo según ellos proyectos más importantes que el medio ambiente que afecta al país y el mundo, es aquí donde se comprueba la clase de dirigentes que se eligen y es que no es cuestión de partido, se espera y demanda un liderazgo en materia ambiental de los padres de la patria sin distingo de partido, para no crear la expectativa solo de los Verdes, que no maduran.
Mientras en ciudades como San Francisco – California, se implementan medidas para restringir el uso y consumo de botellas plásticas (en gran medida conteniendo agua), que tiene como meta desaparecer al 2020 la presencia de estas botellas de los vertederos de la ciudad, en razón a que para la fabricación de estos envases se requieren millones de barriles de petróleo, mas la temida emanación de gases durante el proceso de elaboración y no menos nocivo el consumo de agua y energía eléctrica durante la producción, resultando una “ecuación” funesta para obtener un producto que igualmente se usa una sola vez, durante algunos minutos, pero que tarda mas de 100 años en biodegradarse.
Según un estudio de Los Ángeles Times, de las 167 botellas de agua que un norteamericano consume en promedio en un año, tan solo se reciclan 38 envases o sea un 23%.
Les invito hacer una ecológica regla de tres, si ese es el nivel de reciclaje que existe actualmente en EE.UU. un país con muchísima mas cultura ecológica que Colombia, calcule usted el preocupante resultado acorde a nuestro folclorismo.
Lamentablemente, no existen estudios actualizados y serios respecto al nivel de reciclaje en Colombia. Consulté al Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, ellos remiten las inquietud a la Superintendencia de Servicios Públicos, que tira la papa tibia a la CRA (Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico), que a su vez dice que es Planeación Nacional.
Así que también estamos en manos del Desangrado Corazón de Jesús en materia ambiental y recurro entonces a otras fuentes para darse una idea de la magnitud del problema y amenaza que originamos.
El Ingeniero Alberto Escolar Vega, director de la CRA Atlántico comenta que:
En el importante Rio Magdalena, principal afluente del país, cuya desembocadura sobre el Océano Atlántico en Bocas de Ceniza muy cerca de Barranquilla,
En jornadas de limpieza que se han realizado por parte de la CRA en asocio con la comunidad del municipio de Puerto Colombia se han llegado a remover solo en el sector de Punta Roca, que corresponde a una franja de 1 kilómetro de playa, cerca de 150 toneladas de residuos en una jornada de 8 horas”.
De las cuales cerca del 70% del material removido corresponde a desechos plásticos en virtud que al ser un material flotante, es más fácilmente arrastrado por las corrientes y conducido a las playas del Atlántico.
Al preguntarle qué se debe hacer para mitigar este impacto, responde:
El país tiene que avanzar en la implementación de una política de reciclaje que involucre a los prestadores del servicio público de aseo. La comunidad debe tener la conciencia del reciclaje y el uso racional del material plástico, sin embargo mientras los responsables de la prestación del servicio de aseo en el país, no apliquen recolección selectiva, mientras el reciclaje se aborde desde la informalidad, vamos a seguir teniendo grandes cantidades de material mal dispuesto”.
Con base a la información obtenida de fuentes oficiales, soportado con imágenes obtenidas en playa “Punta Roca” a 2 kilómetros de la desembocadura del rio Magdalena, más las imágenes obtenidas en la Isla – Parque Nacional Natural Gorgona (a 35 Kms. de la Costa Pacífica, hasta donde las corrientes marinas llevan a diario cantidad de envases y bolsas plásticas, materiales que a su paso aniquilan y/o mutilan cualquier cantidad de aves y especies marinas), más el desierto de la Guajira que no solo es ícono de la desnutrición y abandono estatal, ahora se tapiza de envases y material plástico.
Quizás muchos se darán por desentendidos al pasar por encima de botellas y bolsas plásticas en calles, zonas verdes, parques, separadores viales, playas, y cuanto lugar sea frecuentado por el depredador mayor : el hombre ¡fotografías, razones, hechos, circunstancias que deben poner a pensar a todos y cada uno de los colombianos incluidos políticos, en que se debe actuar de inmediato para evitar que el país sea a corto plazo una gran cloaca o un pestilente y gigantesco ‘relleno sanitario’.
En coherencia con lo anterior, recordando el origen, proceso de fabricación y problemática por el mal manejo de los envases plásticos que necesariamente cada botella está asociada a una –tapita- que actualmente es tema de justas campañas para ayudar a niños con cáncer y otras patologías, para conocer el valor que representa cada tapita plástica que se dona y exponer las anteriores inquietudes contacté a Elizabeth Campos, directora de Sanar y recientemente condecorada por el Senado, dada su labor en pro de los niños.
Inicialmente accedió responder unas preguntas, pero aparentemente al ver la relación de la temática con su Fundación, guardó silencio absoluto al respecto. En su defecto y con una respuesta inmediata la Fundación Carlos Portela de Cali, que también se sirve de las donaciones y recolección de material reciclable, entre ellas las famosas tapitas plásticas, accedieron responder y compartir la siguiente información:
La Fundación Carlos Portela funciona en Cali, desde el año 1998, trabaja por el bienestar de los niños con cáncer y enfermedades de la sangre. Sus ingresos aparte de la recolección de tapas plásticas, provienen de otros materiales recuperables como cartón, papel, hacen periódicamente mercado de pulgas y desde luego también reciben donaciones mediante su cuenta bancaria.
La Fundación informa que 400 tapas equivalen a un kilo y las industrias a quienes venden las tapas les pagan 500 pesos por cada kilo, por lo tanto cada tapa tiene un valor nominal de 1,25 pesos colombianos.
Desde luego que hay que seguir apoyando a los niños con cáncer y cualquier otra patología, de quienes carecen de protección social o son victimas de un sistema de salud con grandes falencias, los niños son sagrados, por la misma razón se debe tener cuidado, se coherentes y cuidadosos con el legado ecológico que se les ha de dejar y aunque cueste reconocerlo falta mucha cultura y trecho para ser amigables con el medio ambiente, hay que seguir apoyando a Fundaciones cono Sanar, Carlos Portela, y cualquiera otra que tenga por objeto ayudar a los niños, pero se debe revaluar la forma de ayudar a dichas fundaciones, mientras se aporta 1,25 pesos por cada tapa recolectada, quienes efectivamente resultan ganando son los productores de envases plásticos, las mega empresas embotelladoras, pero el que se afecta gravemente es el medio ambiente y directamente los niños que presuntamente estamos ayudando, mientras se les ayuda a sanar se les está enfermando su entorno. ¡Es algo tan contradictorio y contraproducente como recolectar colillas de cigarrillo para ayudar a enfermos con cáncer del pulmón!
El año pasado la directora de Sanar propuso superar un Guinnes World Record, recolectando en 8 horas 45 millones de tapas, (que equivalen a 45 millones de botellas) en un país que tan solo recicla aproximadamente el 14% de los desechos, es decir poco más de seis millones de esas botellas se reciclaron y casi treinta y nueve millones de botellas, estarán durante mas de 100 años, contaminando tierras, ríos y océanos.
Importante reiterar que la presente nota no pretende atacar las campañas de recolección de tapas con la finalidad de ayudar a los niños que lo requieren, es una reflexión y una propuesta a seguir ayudando a dichas fundaciones y sus pequeños beneficiarios de una forma que no se tengan efectos nocivos y colaterales tras la recolección de las coloridas tapas.
Cualquiera que tenga la disposición y el corazón de ayudar a tan noble causa puede hacer sus aportes de forma directa a las cuentas de las respectivas fundaciones, las mismas pueden optar por los convenios con entidades financieras para recibir donaciones mediante tarjetas crédito o débito.
También podrían suscribir convenios con operadores de telefonía celular, para donar de la misma forma como muchos gastan votando por la final de un reality, por recibir chistes u horóscopos, y así crear la cultura de reciclar en hogares y oficinas para aportarles materiales como cartón y papel que son 100 % reciclables y completamente biodegradables.
Quienes tengan la capacidad económica, que adopten mediante un aporte mensual durante el tratamiento de un niño.
En promedio, una botella de agua vale dos mil pesos. ¿Por qué no aportar ese monto que representa 1600 tapas?
Por su salud, por la del medio ambiente y del planeta, sea racional con el uso de bolsas plásticas, pitillos y desde luego con el consumo y uso de productos embotellados. La ingesta diaria de agua, dados sus beneficios, es más que recomendada.
Opte por usar botellas reutilizables (termos) jarros u otros recipientes, haga cuentas y estará economizando dinero y evitando generación y contaminación con desechos sólidos que hasta ahora en Colombia no tienen el manejo correcto
Como tapa a la botella, vale recordar la inolvidable frase de Kennedy: “No te preocupes que puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tú país” y… no te quedes en preguntártelo hazlo!
Agradecimientos a las fuentes:
- Ing. Alberto Escolar Vega, director General CRAUTONOMA Atlántico
- Ximena Zorrilla, directora Parque Nacional Natural Gorgona
- Asociación Ambiente y Sociedad
- Fundación Carlos Portela – Cali
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