Mucho se ha dicho de esta Copa América: que es un relleno, un evento de segunda, que está atravesada en medio de un calendario internacional con grandes eventos como Juegos Olímpicos y Eurocopa. Lo que no sabíamos, es que, además de todo esto, iba a dejar en evidencia, una vez más, nuestra precaria forma de ver la vida.
1. La gente anda indignadísima, una vez más, porque en Estados Unidos le dicen Columbia a Colombia. Así, la célebre campaña ‘It´s Colombia, not Columbia’, vuelve a sonar. Uno es del tamaño de lo que pelea y cuando no tenemos nada nos agarramos de una bobada, como la escritura de un nombre.
Nosotros le decimos Estados Unidos a United States of America, Arturito a R2D2, Popeye a Pop Eye, Nueva York a New York, Suecia a Sverige y Croacia a Hrvatska y nadie nos está armando pelea por adaptar al español los nombres originales. En inglés somos Columbia y vaya a saber cómo nos llamaremos en japonés. Aprendamos a vivir en paz con eso.
Además, culpan a la publicidad de Adidas por el error. Nosotros hemos chiviado la marca alemana durante años, sacando al mercado Adadis, Abibas y hasta Ardidas. Hay que ser muy cara dura para ponerse ahora sensible por eso.
2. No se trata de la condición social ni de la región del país en que se haya nacido, es más una cuestión de identidad nacional que estamos construyendo y que se ve en los colombianos que han asistido al estadio durante esta Copa América. Está bien que quieran dejar en claro que son colombianos, y que la ausencia de la tierra haga que la añoren, pero nunca he sido partidario de usar sombrero vueltiao con camiseta de la selección. Cada uno verá lo que se pone, pero no olviden que estamos haciendo una marca reconocible en cualquier lugar del mundo. Nosotros no vemos a austriacos vestidos de tiroleses o a italianos con casco de soldado del imperio romano. O mentira, sí los vemos: a los más ridículos.
3. Señal de pobreza: restregarle a Zidane que James esté haciendo una buena Copa América. Esto es partir de la base de que al francés no le gusta el colombiano por un tema personal o de nacionalidad, y no de estilo de juego, lo que, además de inmadurez, demuestra complejo de inferioridad y resentimiento. Así no nos guste su forma de entrenar, Zidane acaba de ganar la Liga de Campeones de Europa con la suya y encima está de vacaciones, ¿cree que le va a importar o que es oportuno gritarle en la cara que uno de sus suplentes está rindiendo en un torneo de menor importancia?
4. Si Colombia llega a firmar la Paz, mucho dinero y esfuerzo se necesitarán para adaptar a ‘El cantante del gol’ a una sociedad pacífica. Basta oírlo mientras narra, usando expresiones como “Sóbate, papá”, “Vamos, mi negro”, “Quiubo, mijo” y “Qué pepazo” para entender que su lenguaje no se adapta a la Colombia armónica que todos queremos.
5. Al mejor estilo de Gustavo Petro, experto en oportunismo y en reclamar como propios los triunfos ajenos, Marta Lucía salió con esta joya en Twitter luego de la victoria de Colombia sobre Paraguay: “David Ospina es el referente de tantos goles que debemos tapar juntos al narcotráfico, delincuencia, inseguridad, corrupción, ignorancia, pobreza”. Es cierto que al país está en guerra contra todos esos flagelos y más, pero utilizar a un deportista que nada tiene que ver con ella para lanzar una roca es algo que todos le han cobrado. Ese es el tipo de politiquero que ha ayudado a avivar muchos de los males que ella menciona en su tuit.
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