El manejo de las basuras es uno de los asuntos más complejos en una ciudad, y más aún en una urbe como Bogotá que produce 6.300 toneladas de desechos al día.

Por eso resulta dramático el paro de los últimos días que adelantó la empresa Aguas de Bogotá, próxima a ser liquidada. La entidad de carácter público, e ideada por el exalcalde Gustavo Petro, es la encargada de recoger 2.700 toneladas de basura, lo que llevó a una crisis en este importante servicio.

Así, la decisión del alcalde Peñalosa de acabar con Aguas de Bogotá ha puesto en vilo la recolección de desechos. Un dilema al que se suma que no ha sido posible organizar la separación de residuos. Situación que hace perder millones de pesos al Distrito, ya que con un buen manejo se podría recuperar el material reciclable como el papel, el vidrio, el plástico y los metales.

El artículo continúa abajo

Mientras tanto, otra situación preocupante de los desechos tiene que ver con la basura tecnológica y la textil. Materiales de difícil manejo, ya que tardan mucho tiempo en deshacerse y en algunos casos no se desintegran, como los computadores y equipos tecnológicos. Otro caso preocupante tiene que ver con las pilas y baterías que botan sustancias tóxicas en los botaderos. Cuya solución son los tubos plásticos que se ubican en las droguerías para depositar las pilas descargadas que tardarían miles de años en descomponerse y además botan líquidos tóxicos.

Sin embargo, el problema mayor está en la falta de mentalidad ambiental de los bogotanos. No existe interés por separar los residuos de acuerdo a su condición. El manejo de las bolsas de colores –en los apartamentos, al menos usando las bolsas blancas para desechos no orgánicos y negras para los orgánicos-. Aunque existen mayores delimitaciones, donde se determina que el color gris es para desechos en general, naranja orgánicos, verde vidrios, amarillo plásticos y metales, azul papel y cartón; y rojo hospitalarios e infecciosos.

Otro inmenso dilema es que los espacios para depositar la basura están llegando a su límite, casi que rebosando su capacidad. Al reconocido botadero de Doña Juana ya no le caben más desperdicios y las montañas de basura están en riesgo de explotar, al concentrarse los gases que producen los desechos orgánicos.

Así, el tema de las basuras resulta de primera importancia para los alcaldes de Bogotá. Es una mezcla de cultura, de tecnología y de manejo ambiental. No es un asunto que atañe sólo a nuestra capital: el mundo entero vive esta especie de zozobra. El ser humano es un productor de basura inmisericorde, de una basura que al contrario de los demás seres del planeta no puede reintegrarse al medio ambiente.

Con el tiempo el hombre tendrá que imaginar usos y manejos de la basura para que ésta no termine por asfixiarlo totalmente. Hay opciones como construir objetos a partir de las tapas plásticas de las gaseosas. Utilizar la materia orgánica como combustible para la producción de gases, que sirvan para cocinar o generar energía, como ocurre en países como la India.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.

LO ÚLTIMO