“Sabéis hacer sonreír a un niño, iluminar la mirada de una persona y hacer que los hombres se sientan más cercanos los unos de otros, pero también asustar al papa con estas caricias. ¡Sois poderosos!”, dijo Francisco a los 7.000 participantes que estaban en el lugar.
El pontífice se refería a uno de los momentos más aplaudidos de la audiencia cuando un domador le invitó a acercarse a acariciar a un cachorro de tigre, aunque ya de grandes dimensiones.
Aunque Francisco en un primer momento dudó, termino acercándose y acariciando al felino, a quien alimentaban con un biberón para tenerle distraído.
A Francisco también le acercaron un cachorro de pantera de pocas semanas al que también acarició.
En esta audiencia a los circenses, feriantes, integrantes de bandas musicales y artistas de la calle, Francisco aseguró que “la Iglesia se preocupa de los problemas que acompañan su vida itinerante y los quiere ayudar a eliminar los prejuicios que, a veces, los tienen un poco marginados”.
“Ustedes son artesanos de la fiesta, de la maravilla, de lo bello: con estas cualidades enriquecen la sociedad de todo el mundo, alimentando sentimientos de esperanza y de confianza, con exhibiciones que tienen la capacidad de levantar el ánimo”.
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