A través de su cuenta de Instagram comenzó a publicar fotos de sus ‘rollitos’ mientras bailaba para mandar un poderoso mensaje: no importa el aspecto ni el grosor de las personas, en el ballet (así como en cualquier otra profesión), lo principal es el talento, el trabajo duro y la pasión.
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En una de las imágenes que compartió la joven de 20 años cuenta que creció siendo bailarina y que siempre veía en las revistas mujeres con cuerpos delgados, muy diferentes al de ella.
Presionada por lo que constantemente veía, empezó a perder peso alimentándose de manera inadecuada. Muchos veían cambios ‘positivos’ en su exterior, pero ella no era feliz y en ese momento se dio cuenta de que las personas solo se dejan llevar por estereotipos.
“Mi cuerpo no estaba ‘mal’ cuando empecé. No hay manera incorrecta de tener un cuerpo. El mío era capaz de bailar y no había ninguna otra razón para cambiarlo que no fuera adaptarse a la estética de las bailarinas”, escribió en esta imagen:
A partir de esa publicación, Werner comenzó una campaña en redes con el #BopoBalle para difundir su mensaje y generar un cambio en la sociedad.
“Es peligroso que solo se represente un tipo de cuerpo en las compañías y marcas de danza. Hay bailarines de todas las formas, tamaños, edades y etnias, todos merecen sentirse bellos en sus cuerpos y es hora de que comencemos a entregar estos mensajes positivos”.
Actualmente, esa publicación tiene más de 1.000 ‘me gusta’, al igual que otras fotos compartidas en su cuenta de Instagram. Estas son algunas:
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